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La música llena de alegría el Museo Guggenheim

Actualizado: 29 ene 2021

El dúo musical Urepel Txalaparta ofrece un gran espectáculo audiovisual

Se acerca una de las fechas más esperadas para los amantes de lo bonito, y es que por fin llega la Noche Blanca de Bilbao. Tras revisar la programación de este año, solo tienen que decidir el recorrido adecuado para poder ver todos y cada uno de los espectáculos, pero con calma, porque las luces estarán encendidas durante todo el fin de semana. El primero marcará la diferencia, aunque deben recordar, que este año se celebrará de forma reducida. Así que, llaman al teléfono y piden unas entradas para poder ver el gran espectáculo que va a tener lugar en el museo más importante de Bilbao. En la lejanía, pueden por fin ver el cuerpo repleto de flores de Puppy, y la gran construcción cuanto menos innovadora ubicada al lado de la Ría de Bilbao. Bajan las escalera y llegan a la puerta principal que se encuentra rodeada por unas planchas de titanio de gran tamaño. Una cola que parece interminable desaparece en cuestión de minutos, pero como primera medida de seguridad, todos están entrando después de pasar por el control. Verifican que tienen una entrada y dan su número de teléfono, les toman la temperatura, y rebozan por décimo quien sabe cuantas veces sus manos con el gel hidro alcohólico. Finalmente, el último guardia de seguridad, les brinda algo similar a una pegatina de color azul, donde se puede ver a qué hora han entrado y a qué hora deben salir del edificio. Por fin, están dentro del gran Museo Guggenheim de Bilbao.

Antes de que dé comienzo un gran espectáculo que se asemeja a un concierto donde lo primordial es respetar las distancias, cuentan con el tiempo libre suficiente para visitar la planta baja. Algo les llama la atención enseguida. Se dirigen a la derecha desde el hall del museo y entran en la Sala 104, donde las siete obras del escultor estadounidense Richard Serra, les permite divertirse dando vueltas y atravesando por las paredes de acero corten, que completan la obra de La materia del tiempo. Una vez llega la hora del disfrute, la gente se sienta en el suelo del atrio y hacen fotos y videos que les recordaran una Noche Blanca anómala, pero divertida. Las cuatro pantallas verticales que se encuentran en la parte trasera del escenario, muestran imágenes con colores vivos que se mueven al ritmo de la música que el dúo ha programado, además, incluyen una proyección del bosque de Oma. Comienza a sonar el beat de la música techno y de repente, el ruido de la txalaparta se une de la nada. Esa mezcla extraña, entra por sus oídos y les sorprende la buena relación que parece tener con este tipo de música electrónica. Les sorprende y les permite bailar al ritmo del espectáculo tecnológico donde se puede ver cómo se utilizan 3 tipos de txalapartas distintas. Y es que, los dos expertos txalapartaris, Urko Etxebarri y Peio Santillán, transforman por completo el instrumento tradicional de Euskal Herria y convierten el espectáculo en una sesión de txalaparta beat.

Fotografías: Alberto Almazán


En un pase donde el aforo completo es de 250 personas que disfrutan durante 20 minutos seguidos del concierto y del espacio tan emblemático en el que se encuentran, aplauden sin parar al dúo musical Urepel Txalaparta que les ha hecho bailar sin parar. Esta se ha convertido en una experiencia de la que pocos podrán olvidarse y de la que todos hablan en la puerta de salida cobijados por los salientes del museo, de la lluvia que cae sin cesar.



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