El Ensanche se viste de gala para recibir a los personajes más ilustres de Bilbao
Actualizado: 29 ene 2021
Un viaje al pasado por las calles de la capital
7 minutos, 7 actores y actrices y 7 historias sobre 7 sucesos, personajes o instituciones de la Villa bilbaína. Todo ello, en una combinación perfecta y armónica de colores, luces y silencios con los que se llenó el Edificio Ensanche para vivir una noche atípica, pero no menos emocionante de la ya tradicional Gau Zuria.
A pesar de la obligatoriedad de la obtención de entradas con antelación, las puertas del Ensanche aguardaban una gran cola de gente para entrar. En el suelo las señales de la distancia de seguridad que había que respetar hacían de antesala de la función. En la espera, el silencio se entrelazaba con el susurro de las historias que se estaban relatando, que hacían que la sala se convirtiera en una realidad paralela dentro del ruido, la velocidad y el alboroto con el que se vive en la capital vizcaína. Llegado el momento se palpa la incertidumbre de lo que va a pasar que es, precisamente, el encanto de esta actividad. Y es que las historias son aleatorias, los espectadores pudieron escuchar a un personaje por pase, aunque en caso de quererlo, existía la posibilidad de volver a hacer cola para escuchar otro de los relatos.
Fotografía: Alberto Almazán
Con un aforo máximo de 40 personas y con pases cada 30 minutos desde las 20:30 a las 23:00 horas, los actores y actrices que encarnaron figuras célebres como Doña Casilda o Severiano de Achúcarro consiguieron evocar a los asistentes a las historias que contaban. Detrás de los artistas, media decena de staff velaban por la seguridad del público limpiando las sillas entre persona y persona. Entre las historias elegidas se encontraban la de la construcción del Hotel Términus (actual Oficina de Turismo), la del Hombre de Pez, La viuda del Doctor Areliza o La Grúa Carola.
7 minutos que supieron a poco y que acabaron con un obsequio de tres libros biográficos sobre algunos de los personajes representados. A la salida, se podía observar el asombro de los asistentes por descubrir lo que hay detrás de lugares que transitan a diario y conocían pero en los que quizá nunca habían reparado con calma.
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