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Foto del escritorMercedes Gallur

Sin música para sus bolsillos

El Observatorio Vasco de Cultura detalla que las pérdidas económicas del sector en la comunidad se aproximan a los 786.226.200 €


Sus zapatos están en contacto con el césped y buscan un espacio en el que moverse libremente para poder bailar. Su espalda aún nota el resentimiento de dos noches sobre una esterilla que deja sentir la dureza de las piedras a la hora de dormir. En su garganta todavía se notaba el carraspeo de la tormenta del día anterior, y de las muchas horas cantando a pleno pulmón. Lanza una mirada de ilusión a su amiga, y en ese momento por los altavoces comienza a sonar una melodía. La luz ilumina a la banda de música cuando el artista corre al centro del escenario. Hace dos años que Maitane Salvador y miles de jóvenes no pueden sentir la experiencia de escuchar a sus artistas favoritos en un festival rodeados de una multitud que esta nueva normalidad no contempla.


Concierto del grupo IDLES en el festival Bilbao BBK LIVE. Oscar L.

La pandemia provocada por la COVID-19, ha obligado a la mayoría de sectores a reinventarse para adaptarse. En el mundo de la cultura, concretamente los festivales, encuentran numerosos obstáculos en la nueva normalidad que no alteran una de sus principales peculiaridades: la reunión de miles de personas. Estas restricciones han afectado tanto al ocio de los jóvenes, como a la pérdida de múltiples puestos de trabajo relacionados con el mundo de la cultura.


En el verano del pasado 2020, miles de jóvenes habían adquirido sus entradas para asistir a los diferentes festivales que se iban a celebrar por toda España. Todos ellos fueron cancelados a raíz de la crisis de la COVID-19. Muchos de los asistentes recibieron la devolución del dinero de sus entradas, aunque, otros festivales optaron por reutilizar esas entradas para la edición del festival en el 2021. Esta es la situación en la que se encuentra Maitane Salvador, una joven bilbaína de 24 años que iba a asistir al festival Bilbao BBK LIVE el pasado 9 de Julio de 2020. Maitane descubrió la cancelación del festival a través de la cuenta de Instagram oficial del festival, y más tarde, recibió un correo de parte de la organización, “Nos dieron la opción de la devolución del dinero o mantener la entrada para el año siguiente. En nuestro caso decidimos mantener la entrada”, afirma la joven. De esta forma Maitane y su grupo de amigos asistirán al festival el próximo mes de junio si las medidas sanitarias lo permiten. La joven vasca afirma que no tiene miedo a una posible cancelación, y que confía en que, si esto sucede, la organización les devolverá su dinero, ya que el pasado año “gestionaron de manera correcta la cancelación del festival”. Además, admite que no tiene miedo a enfrentarse a multitudes si se toman las medidas sanitarias oportunas.


Pérdidas para el sector


Las restricciones sanitarias han afectado a un 43,2% del total de los trabajadores del País Vasco, que ejercen en el sector cultural. Estos datos, indican que más de 11.299 trabajadores han sufrido algún cambio en su ejercicio laboral, de los cuales, 1.143 han perdido su trabajo según el último estudio del Observatorio Vasco de Cultura.


Gaizka Barga, lleva 15 años trabajando en el sector, y ha trabajado en festivales de la Comunidad Autónoma vasca además de muchos otros que se realizan por todo el país. Cuando se cancelaron los primeros eventos, su empresa realizó una reunión vía Skype donde anunciaron a los empleados las medidas que se iban a llevar a cabo. Desde entonces, Gaizka se encuentra cobrando un ERTE que no puede prever cuándo llegará a su fin, “no sé cuándo volveremos a trabajar porque dadas las circunstancias no creo que este verano se puedan celebrar festivales, al menos tal y como los conocíamos”, concluye el trabajador.


Last Tour, es una de las principales empresas promotoras de eventos y festivales en la comunidad, y llevan más de quince años trabajando en el sector. Esta empresa es la encargada de la organización de festivales como el conocido Bilbao BBK LIVE o el Azkena rock festival. Tras la cancelación de los eventos el pasado año, un alto porcentaje de trabajadores que participan en ellos se quedaron sin el sustento económico que consiguen trabajando cada verano. Al menos un 70% de los trabajadores de esta empresa son jóvenes, de entre 19 y 30 años, que trabajan durante la época estival para poder compaginarlo con sus estudios afirma Eva Castillo, directora de comunicación de Last Tour. “En un alto porcentaje de los casos los trabajadores que iban a formar parte de los eventos del 2020 no les han correspondido las ayudas ofrecidas por el Gobierno, ya que nosotros realizamos contratos eventuales para los festivales y los trabajadores no forman parte de la plantilla fija”, concluye Castillo.


En definitiva se calcula que todas estas pérdidas laborales y las múltiples cancelaciones que se llevan produciendo de estos eventos culturales desde marzo de 2020 se aproximan a los 786.226.200€ solo en el País Vasco según el último estudio del Observatorio Vasco de Cultura.


Adaptarse a la nueva normalidad


Algunos festivales que se realizan en España, como el Primavera Sound, en Barcelona, han suspendido su edición del 2021 por la pandemia. Este festival, ha tenido que aplazar un año más su realización debido a la incertidumbre en los grandes eventos y las restricciones sanitarias.


A pesar de esto, festivales como el ya mencionado Bilbao BBK LIVE anuncia la edición para este año que se celebrará entre los días 8 y 10 de julio. El sector de comunicación del festival, no ha querido hacer declaraciones al respecto para la realización de este reportaje. Por su parte, Last Tour, la empresa organizadora del mismo, considera que la organización del festival se está llevando a cabo con total prudencia y que, en su celebración, “se mantendrán todas las medidas de seguridad recomendadas por las autoridades sanitarias”, asegura Eva Castillo.


Otros festivales que se celebran cada año en la comunidad autónoma como el Bay of Biscay no han anunciado edición para este año. Afirman que la situación sigue siendo de incertidumbre para el sector. Miguel Aparicio es el encargado de la organización del evento, el cual afirma que en la actualidad todavía se encuentran hablando con las instituciones pertinentes “para estar preparados y poder adaptarnos a la nueva normalidad”. Por su parte, están buscando nuevos formatos para adaptar la experiencia de su festival a la situación, ya que buscan “mantener los valores que promulgamos a través de nuestros eventos porque queremos y creemos en lo que hacemos”.


Resulta lógico pensar que el tiempo, y el avance de la pandemia en nuestro país, concluirá si se llevan a cabo o no estos festivales y la posibilidad de que el público pueda disfrutar de la música en directo tal y como se conocía hasta el momento. Mientras tanto, trabajadores y empresas del sector siguen acumulando cifras a sus pérdidas económicas y alzando la voz con el eslogan de su última campaña: La cultura es segura.

 

Cultura bajo techo


Desde la declaración del estado de alarma, el sector de la cultura ha podido llevar a cabo algunos eventos cumpliendo con las medidas de seguridad. En el caso de Bilbao, el recinto ferial Bilbao Exhibition Centre (BEC) ha sido testigo de muchos de estos.


La sala de conciertos de este recinto tiene un aforo para 17.000 personas de los cuales, en los eventos que se están llevando a cabo, solo se contempla un aforo de 600 personas. A pesar del descenso en el aforo el nivel de trabajadores se ha mantenido por lo que “la atención es casi personalizada” indica Txomin Olabarri, director del recinto donde, además, también contemplan las actividades híbridas entre lo presencial y lo online.


A pesar de encontrarse realizando eventos, estiman que las pérdidas acarreadas por la pandemia “son superlativas, ya que se ha facturado menos de un 20% de lo que se factura en un año normal”, afirma el director.


Desde BEC indican que los eventos que realizan están recibiendo una buena acogida, ya que ofrecen todas las garantías para disfrutar de un evento seguro. “El uso de mascarillas, la distancia de seguridad y el resto de medidas hacen que al llegar al evento la percepción de seguridad sea palpable”, asegura Olabarri que anima al público a seguir participando en el mundo de la cultura.

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